Gerardo y Maria Teresa, los padres de Paula, viven en una bonita casa de una planta con un precioso jardín y- cómo no- una gran barbacoa en Villa Constitución, cerca de Rosario, a unos casi 300 km de Buenos Aires.
Hemos venido a pasar dos días con ellos, antes de irnos a la Patagonia, y nos han acogido y recibido con mucho cariño y hospitalidad.
Nada más llegar, Gerardo ha puesto en marcha un asado. Tiene una barbacoa ( parrila, aquí) excelente. Maria Teresa le ha hecho muchos mimos a Luli, que se ha reído y ha disfrutado.
Después han llegado Luciana (la hermana de Paula) y su marido Miguel y sus hijos Juan y Salvador, que venían de Buenos Aires, donde viven.
Me habían comentado las excelencias gastronómicas de los asados de Gerardo y os puedo asegurar que no exageran. Excelente.
Nos ha preparado costillar, chorizo (butifarras) y mollejas y estaba todo bueníííísimo. Todo, por supuesto, con un muy buen vino argentino.
Después del banquete, Paula y Edgar no han podido resistir el sueño.
Los padres de Paula, Paula y yo nos hemos ido a hacer un paseo por Villa Constitución, que está al lado del río Paraná.
Los argentinos suelen reirse del concepto europeo de río. Lo que para nosotros es un río para ellos es una riera de mala muerte. La verdad es que, después de ver el Paraná, habría que inventar el concepto ríomar, porque esto no es un río, os lo puedo asegurar, es una inmensidad de agua.
Cansados y exhaustos, después de una cena ligera, nos hemos ido a dormir y hemos caído en redondo.
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